LA AUTOESTIMA es el conjunto de creencias y valores que la persona tiene acerca de quién es, de sus capacidades, habilidades, recursos y potencialidades, que le han conducido hasta donde está y que le llevarán hasta donde crea que puede llegar. En cualquier caso, la Autoestima nos hace reconocer las capacidades que poseemos y a la vez nos hace sentirnos valiosos generando en nosotros mismos energía y fuerza activa.
La autoestima es la racionalización de lo que pensamos, nos amamos, nos sentimos y nos comportamos con nosotros mismos.
La autoestima puede ser un sentimiento fugaz. A veces nos sentimos bien con nosotros mismos y a veces no. Lo que la mayoría de los padres intentan enseñarles a sus hijos son destrezas que les duren toda la vida, como la capacidad de resistencia. Es importante que te asegures de que tu hijo sienta orgullo y respeto por sí mismo y por sus raíces culturales. Asegúrate que confíe en su capacidad de enfrentarse a los desafíos de la vida (para un niño pequeño esto puede significar copiar correctamente las letras mayúsculas)
La autoestima juega un papel fundamental en el desarrollo de los niños, ya que, entre muchas otras cosas, refuerza la confianza que tienen en sí mismos. La autoestima proviene de sentir que uno es aceptado, que es capaz, y de saber que nuestras contribuciones son valiosas y valen la pena.
Es durante la infancia y la adolescencia donde la autoestima crea una marca profunda, dado que son etapas vitales donde nos encontramos más flexibles y vulnerables. El niño percibe si es querido y aceptado, si es valorado o rechazado. La familia es el lugar principal de socialización, de educación y de aceptación de uno mismo. Es el lugar en el que una persona es querida por lo que es y se le acepta como es. La valoración de la imagen que el niño va haciendo de si mismo depende de la forma en que va percibiendo que cumple con las expectativas de sus padres, en cuanto a la consecución de metas y conductas que esperan de él.
Los padres deben aprovechar al máximo el tiempo que comparten con su hijo, deben reservar tiempo para dedicarle atención completa, eso ayudará a los niños a reforzar la sensación de que son valiosos e importantes.
UNA HISTORIA PARA PENSAR Y RECORDAR
Esta es la historia de un chico de 6 años de edad que es inquieto, inteligente pero con dificultad para la atención, la concentración, la lecto-escritrura inicial. Usa el simbolismo para expresar su “sentir” y pide “a gritos” atención, PUES SE SIENTE SOLO, aquí lo que describe en la consulta que va con sus padres:
Tengo 6 años, no sé qué me pasa pero me preocupa el hecho de por qué dos casas que están juntas, pegadas, tengan que estar separadas por una pared. La pared divide a estas casas, una es de color rojo y la otra es azul, pero yo considero que el rojo no es bueno, ya que significa odio, molestia, separación... las dos deben ser azul y azul brillante.
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No puede haber dos casas pegadas y una pared que las diferencia. Me preguntan que si hay unas personas que están afuera de la casa y otras personas que viven dentro de la casa ¿quién debe quitar esa separación?. Yo les digo que las que están afuera porque sienten la necesidad de que “las familias deben estar juntas, unidas, en equipo, contentas y no celosas”, por esto es que tienen que pintarlas de azul brillante.
Aprovecho la ausencia del niño por la necesidad de ir al baño y le menciono a los padres que debe haber un problema familiar que está preocupando al niño.... el padre refiere que en estos momentos su mamá (la abuela paterna del niño) tiene conflicto con una hija (la hermana del papá y tía del chico). Este conflicto se ha exacerbado haciendo una gran crisis.... los padres desconocían el impacto emocional que esto le produce al niño.
También he estado pensando que “todos los seres humanos deben desahogar la rabia”. Yo le dije a mi papá en estos días que “... no hago las cosas bien porque no quiero”.
Hay un niño en mi salón que a mi me gusta estar con él, pues él “es bueno para decir las cosas”, o sea, que él es capaz de decir las cosas que siente sin temor, yo quiero ser cómo él.
Si un niño está caminando a un precipicio y su papá está cerca, él puede ayudarlo si le dice: “no tienes razón de saltar al precipicio, no lo hagas”. Lo que pasa es que ese niño está traumatizado, pero puede superarlo. No quiere hacer caso porque lo “tienta lo malo”.
Me preguntan por qué ese niño no hace caso, por qué lo tienta lo malo, yo respondo: “es que las ganas están bloqueadas”. Bueno, por eso le cuesta hacer las tareas, quedarse quieto... pero esto se soluciona si él se pone contento, entonces las ganas se desbloquean. Para ponerse contento alguien debe hablarle para que vea su mundo interno y no el externo. Aquí tuve que explicar que en el mundo interno para poder tener vida, debe existir los tres elementos de la naturaleza: aire, agua y tierra. Si uno de ellos falta pues no hay vida.
En el caso de querer tener ganas para hacer la tarea y ser obediente, los tres elementos serían: apoyo, comprensión y paciencia. Pero aquí se necesitan tres elementos más: compañía, tolerancia y refuerzo de lo bueno no solo de lo malo.
Volvieron a darle ganas al niño de ir al baño, momento que aprovecho para interrogar a los padres, estos manifiestan que el niño en reiteradas ocasiones le ha pedido a la mamá que esté con él mientras hace tareas, pero por sus múltiples ocupaciones de trabajo no puede y él permanece solo.
Creo que si una mamá se sienta con el hijo y tiene más, pero mucho más, de estos seis elementos, este chico podría hacer la tarea mejor y llegará un momento que la haga sin necesidad de compañía.
No sé si el ser muy inteligente y razonador es beneficioso siempre, ya que le provee a la persona de una mayor capacidad de lógica y cuando se le presentan situaciones que no le consigue el por qué, entra en conflicto. Esta es la razón del por qué este chico tan ingenioso, con un vocabulario tan extenso, con conocimientos que van mas allá de la imaginación para un joven de su edad, se cuestiona y cuestiona a sus padres; al no encontrar explicación lógica hace crisis, teniendo mucha dificultad para explicar lo que siente y lo hace de forma simbólica para su mayor comodidad, pero lo hace.
Ahora hay que escucharlo e interpretar lo que quiere decir, escucharlo con el corazón, con la mente abierta y despejada, y no caer en la culpa sino en la solución para el bien común.
Los hijos necesitan de una presencia que demuestre y un contacto que comunique.
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