martes, 8 de mayo de 2012

Papá bueno (permisivo) o papá malo (autoritario): ¿quién es mejor?

¿Su hijo es caprichoso, egoísta y manipulador, le insulta, echa la culpa de todos sus males a los demás, y no se asusta ante ninguno de los castigos que le impone? Póngase manos a la obra: puede estar criando a un niño tirano que, si no lo reconduce, podría cumplir, a medio plazo, todos los requisitos del perfil de un maltratador.


Ser al extremo permisivos origina a lo largo el concepto de “
niño tirano”. Los padres permisivos no dan libertad, dan licencia, otorgan derechos para que el niño haga lo que quiera.  En estas condiciones, el niño toma las decisiones e impone su voluntad en el hogar. El adulto queda subordinado a los intereses del menor, y el niño muerde, maltrata, insulta, humilla, exige e impone su voluntad, ante la mirada pasiva de los adultos. El autoritario ya no es el padre, sino el hijo.

Los hijos que crecen en este tipo de familias tienen falta de control de impulsos y autoconfianza, lo que hace ser agresivos e inmaduros para su edad, con pocas habilidades sociales, carentes de responsabilidades e independencia, egoístas, incapaz de sentir culpa o  remordimientos al agredir, serán unos futuros maltratadores físicos y/o psicológicos con un profundo desprecio por el esfuerzo.


Es muy importante, por ejemplo, que el niño tenga y encuentre un buen modelo en sus padres. Los niños se relacionan con los demás de la misma forma que lo hacen sus progenitores. Si estos mantienen una relación educada y respetuosa con las personas de su entorno, de esta manera se portará delante de sus amiguitos. Si la relación es más bien de enfrentamientos, probablemente el niño seguirá ese modelo de comportamiento.

Lo recomendable es que haya una cierta “democracia”, se debe elevar el nivel de comunicación en el hogar,  donde participen de ambos bandos, aceptar y respetar las diferencias, manteniendo las decisiones evidentemente en cabeza de los padres.

Recordemos… los límites que no se han impuesto al niño de pequeño son difíciles de imponer cuando sea mayor.

Aprovechando la contingencia que nuestra población está viviendo (y uno también) por la problemática del agua, decidí escribir sobre la “Prevención”, la cual significa “evitar que ocurra”. A veces las consecuencias de no realizar prevención son  irreparables y es terrible lamentarse cuando ya el daño está hecho. Es público y notorio que el problema del agua en nuestra capital Maturín ha sido consecuencia de la no prevención, pero no vamos a discutir esto. He aquí un relato estilo cuento que sucedió, la idea es aprender de éste y espero que les sea útil. Esta es la historia de un chico “X”, el cual relata lo siguiente:

Cuando tenía 10 años y cursaba 4to. grado, me avisan de dirección que necesito una cita con especialista para evaluar mi actitud y que también se requiere que acudan mis padres. Y, ¿por qué necesito esa consulta? Acaso ¿qué hay de malo en que yo haga lo que quiera? Si me provoca dar de patadas a mis compañeros, es porque me provocan ellos. Si le tiro la puerta en la cara  a la directora es porque ella se lo buscó. Si traigo una tijera al colegio y amenazo a mis compañeros es porque necesito defenderme.

A mi padre le cuesta asistir a la consulta por estar muy ocupado. El es una persona muy importante y también  tiene muchas empresas que atender. Mi madre y mi abuela si acuden, ellas también cuestionaron mi actitud, mi comportamiento, que si yo no las dejo estar tranquila en ningún sitio, que si se tienen que regresar de un paseo porque yo molesté, que si pasan pena conmigo, que si yo no les hago caso, que si…pero ellas son las que no saben comprenderme pues cuando estoy con mi papá yo no tengo problema y no hay quejas de mí.

Es tanta la insistencia del personal directivo para que mi papá acuda que él un día fue. Me cuenta que la doctora que lo atendió le dijo que tengo problema para controlar la frustración, que soy poco tolerante, que me agrada hacer mi voluntad, que no sé controlar la rabia, que actúo de forma agresiva cuando no se me da lo que quiero. Mi papá muy orgulloso le dice que ese problema no lo tengo con él y que son las demás personas las que no saben tratarme.

Bueno para no caer en más conflicto el acepta ser el que venga a traerme, buscarme y bajarse para preguntar como he actuado. Confieso que esto fue lo único que me agrado de esa entrevista. Ahora mi papá pasa más tiempo conmigo, se ocupa de mí. Pasa un tiempo y no me provoca dar patadas, contestar mal o al menos controlo esto. 


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Al cabo de casi 2 meses vuelven a fastidiar del cole con quejas tontas: molesta a compañeros, es agresivo, todos le tienen miedo, si no le hacen caso golpea o empuja, amenaza con tijeras…que fastidio con esta gente ¿es que a caso no entienden que ya no había motivo para controlarme porque mi papá dejo de buscarme e interesarse por mí?

En reuniones familiares yo tiendo a hacer cosas que son graciosas o al menos para mi papá que se ríe de ellas, pero no entiendo el por qué mis primos se alejan y no celebran lo que hago. Ellos me han dicho que me tienen miedo y yo me doy cuenta cómo me rechazan. Pero no importa, será celos que sienten porque no son el centro de atracción y yo sí.


No me quieren dar cupo para el próximo año.  A pesar del informe de la doctora que sugería no dar el cupo porque había dificultad para adaptarme a normativas, que no había un apoyo familiar adecuado para lograr las competencias ante las exigencias de grado y de la Institución, que corro el riesgo  en un futuro de actuar de forma antisocial, de no tener empatía que es consideración por los demás, que soy algo egoísta y solo pienso en mí, que podría provocar situaciones de riesgo, que busco las maneras de llamar atención pero de forma negativa, que soy impulsivo y no pienso en las consecuencias de mi actuar, que lo que quiero es lograr lo que me de satisfacción con dificultad para hacer esfuerzo para conseguirlo, que no valoro las cosas y corro el riesgo de cansarme de ellas rapidito, que no me gustan las normativas ni nada que se le parezca, que  me gusta atropellar a las personas, que…seguí en el colegio.


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Han pasado cerca de 6 años de esto y….ahorita tengo un gran rechazo social, nadie quiere estar conmigo. A la larga me cambian de colegio y del nuevo también me botan. La gente habla feo de mí, me culpan de un accidente en carro y ¿que culpa tengo yo si él tomó la decisión de hacer lo de los piques callejeros? Yo no lo obligué y ¿acaso cuando uno compite no hay que ganar como sea?. Me siento solo y despreciado, eso debe ser porque me tienen envidia. Yo siempre tengo la razón y los equivocados son los demás que no saben comprenderme ni tratarme.

Luego me voy del país por presiones a mi familia, creo por consecuencias del accidente donde participé, pero el día que cumplo 18 años, regreso para festejar mi cumpleaños, mi papá me regaló un carro que corría durísimo. Lamentablemente ese mismo día, no supe controlar el volante y por la velocidad que llevaba, me estrellé y… ya no estoy  en este mundo sino con Diosito. Ahora veo la importancia de la prevención y no supimos valorar las sugerencias.  

¿Un papá bueno es aquel que me complace en todo, deja que yo haga lo que quiero, me da todo lo que le pido, no me pone normas, no me fastidia con tanta habladora y consejos, me da dinero y que gaste que no importa hay más, descalifica a los que me aconsejan, me da la razón siempre?

¿Un papá es malo cuando me regaña cuando actúo mal, cuando me habla por horas para aconsejarme, cuando no me deja que haga mi voluntad, cuando me pone límite a lo que quiero, cuando no me permite ir a un sitio así los demás amigos lo hagan, cuando me dice que tengo que ganarme las cosas con mi esfuerzo, cuando me invita a hacer las cosas lo mejor posible, cuando no me ayuda si le pido algo porque yo puedo intentarlo primero, cuando no siempre me da la razón, cuando me reprende ante un supuesto inadecuado comportamiento, cuando me coloca obligaciones de casa para colaborar, cuando me dice que me quiere pero yo  lo desafío, cuando no hace lo que digo inmediatamente cuando se lo pido?





Se aconseja a los padres que eduquen a sus hijos e hijas con autoridad, pero marcando unos límites razonables.Educar a los niños es una tarea difícil, que requiere mucho esfuerzo y constancia. Se debe mantener equilibrio y consenso entre los padres para que el niño no reciba un doble mensaje. Si uno de los padres permite todo y el otro nada, eso confundirá al niño y probablemente se rebelará.



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